dimecres, 14 d’abril del 2010

El desierto de los tártaros

En uno de mis paseos por un bosque amigo, un caballero me recomendó la lectura de un libro al que desde luego no habría llegado por iniciativa propia. Se trataba de “El desierto de los tártaros” de Dino Buzzati. Me llamó la atención una imagen de la imaginaria fortaleza de Bastiano la cual me recordó el Karavansarai que visité durante mi viaje a Irán (aunque esto es otra historia) y ese pequeño recuerdo mágico fue lo que me decantó sin excusas hacia su lectura. Otra vez se cumple aquello de que una imagen vale más que mil palabras, aunque en esta ocasión el sentido no fue el habitual.
Pero bueno, el tema es que la novela me enganchó desde el principio todo y que la lectura, digamos que, no es precisamente alegre y animosa.
La historia transcurre en un lugar y épocas inconcretos, en un desierto en medio del cual se encuentra la Fortaleza Bastiani, lugar al que han destino al teniente Drogo. Nada más llegar Drogo se da cuenta de que aquel no es el destino que habría soñado e intenta acortar allí su estancia pero poco a poco se ve atrapado allí, con pocas o ninguna posibilidad de salida y entierra su juventud y sus aspiraciones entre los muros de la fortaleza, autoconvenciendose como la mayoría de los que están ahí de que algún día esa estancia tendrá algún sentido porque viven con la esperanza de que serán atacados por los tártaros.
Debajo de esta lectura, para mi, hay una historia sobre el drama que viven algunos humanos que renuncian a la felicidad por la comodidad, esperando algo incierto, perdiendo la ambición por conseguir algo. Esa espera se convierte en momentos en una cruz y en momentos en la única esperanza para no desesperar y cuando finalmente ya es tarde llega el arrepentimiento, los descargos de conciencia, el buscar incluso culpables de algo que has elegido tu.
Drogo al final, cuando ha perdido las esperanzas, las fuerzas, la ilusión, ocurre que también pierde la confianza en quienes le han rodeado en ese mundo frio y solitario y se da cuenta que le queda una última batalla.

“Oh, es una batalla mucho más dura que la que esperaba antaño […] nada más difícil que morir en tierra extraña y desconocida, en el ambiguo lecho de una posada, viejo y afeado, sin dejar a nadie en el mundo.
Valor, Drogo, ésta es la última carta, marcha al encuentro de la muerte como un soldado, y que tu existencia equivocada acabe bien, al menos. Véngate finalmente de la suerte, nadie cantará tus alabanzas, nadie te llamará héroe o algo similar, pero precisamente por eso vale la pena. Cruza con pie firme el límite de la sombra, erguido como en un desfile, y sonríe incluso, si lo logras.”

5 comentaris:

  1. Lo que está claro es que no es una novela que cualquiera se detendría a leer por puro entretenimiento. Tú has plasmado en pocas palabras muchas de las cosas que entre líneas podemos hallar en el texto de Buzzati, así que no añadiré nada más.
    Además de la novela, recomiendo la película porque recrea con verdadero acierto el ambiente decimonónico que el autor nos deja ver en la novela. Sus países de ficción y la época en que transcurre la historia, son el reflejo de los decadentes imperios Ruso, Austro-Húngaro o Otomano. Es una muy buena adaptación de la novela.

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  2. Està pendent, però ja la tinc preparada. Comentaré les impressions.

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  3. Tendré que ir animándome, empezaré por la película, que estoy muy vaga con la lectura.
    Besos

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  4. Yo empezaré por el libro, me gusta leerlos antes de ver la peli, manías que tiene una...jajajaja

    Gracias por la recomendación y muchas gracias también por pasarte por mi blog y dejar tu comentario.

    Te dejo un beso

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  5. si Dissortat lo clama al viento es que es de calidad superior. Disfruta

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