Cuando alguien te repite cada día que te quiere y tu no puedes devolverle ninguno de esos días un “yo también” se siente que la vida no es justa.
Es como aquello de que dios le da pan a quien no tiene dientes.
Y no se si es peor estar en la posición de quien ama sin ser correspondido o en la de ser amado sin poder corresponder.
Pero a veces el amor se acaba y de la misma manera que cuando surge es incontrolable e imprevisible, también lo es cuando se acaba.
Y doler, duele. Dolor sin herida. Hemorragia interna. Necesita reposo y mucha calma. Y sigue doliendo bastante tiempo. Quizás esa cicatriz que no existe sea la que más cueste de acabar de curar...