dimarts, 23 de novembre del 2010

GADGETS

Hoy he bajado a Barcelona a hacer un curso de formación. Como era en pleno centro he ido en tren. Hacía mucho que no hacía este viaje en tren y he recordado otros tiempos. Esto de los viajeros habituales del transporte público es todo un submundo, con “vidas” diferentes según la franja horaria del día. Toda una fuente de estudio. Pero lo que me ha sorprendido hoy ha sido lo que se ha puesto de moda en este tiempo en que no he pisado este submundo. Me refiero a los e-books. No sé por qué hoy he visto más que nunca a gente leyendo libros (quizás porque yo precisamente hoy no llevaba libro y he podido fijarme en todo) y de entre ellos a varios con esa especie de libretita electrónica que puede concentrar desde un libro de menos de 100 páginas hasta uno de más de 1000.
Nunca me han atraído estos aparatos. Soy consciente de que nunca dejaré de ser una inmigrante digital. Y esto me hace tener siempre una cierta predisposición negativa, de entrada, ante estos inventos.
Y fijándome más todavía (observar a la gente da mucho de sí), me he dado cuenta de que el que no leía tenía unos cascos conectados a la oreja enchufados a algún otro diminuto aparatejo que llevaba en algún bolsillo. Otros cuantos hablaban por el móvil o enviaban mensajes. Y los menos, no hacían nada en particular.
¡Qué enganchados estamos a los aparatitos!

dimarts, 2 de novembre del 2010

ABRAZOS


El sábado por la mañana participé en un taller sobre la confianza. El primer ejercicio era para presentarnos, consistía en pasarnos una pelota imaginaria y cuando alguien nos la lanzaba teníamos que decir el nombre y algo sobre nosotros. Con el segundo ejercicio entramos directamente a tocarnos. Se trataba de taparnos los ojos y movernos en el espacio hasta que topábamos con alguien a quien teníamos que explorar con cualquier sentido menos con la vista que, como ya he dicho, no teníamos operativo.
Las reacciones con las diferentes personas con las que ibas topando eran interesantes. Primero el contacto con las manos, su calor, su tacto, después por donde avanzabas con las manos, algunos terminaban con un emotivo abrazo que te hacía sentir su energía, su cariño, y al separarte tenías que confiar en encontrar a otro con quien explorar. La verdad es que era muy interesante.
Después del ejercicio comentamos las sensaciones que cada uno había vivido. Salió el tema del miedo a tocar, del miedo a intimidar al otro, de entrar en su terreno sin pedir permiso, de la atracción mayor o menor con unos y con otros sin conocernos previamente e incluso con los ojos cerrados… curioso todo ello.
Entonces decidimos hacer una ronda de abrazos a ojos descubiertos. Nos enseñaron la mejor técnica para realizar estos abrazos. Porque aunque parezca una tontería hay maneras y maneras. Y todo esto puede parecer una tontería pero os animo a experimentarlo para poder juzgar. Es realmente genial. Abrazos sentidos, abrazos respirados, corazón con corazón. ¡Me sentí tan bien!
La mayoría tenemos una serie de perjuicios con las cuestiones del contacto físico. No se nos ha educado en el tocamiento y cuesta hacerlo de forma natural. Cuando tenemos la oportunidad de cruzar ese pequeño muro que tenemos levantado al respecto notamos lo confortable que es el calor del otro, su contacto, su ternura… ¡Cuantas cosas nos perdemos a veces y cuantas ataduras tenemos que nos cortan la espontaneidad!
Confiemos en que poco a poco seremos capaces de descubrir que con muy poco podemos conseguir mucho, y todo eso será un gran paso.
Un cálido abrazo para todos.