Eterno debate, continuo ataque.

El debate, dicho dulcemente, porque en realidad va a ser una guerra, de añadir horas de castellano en nuestras aulas me parece tan triste que no sé ni como enfocar esta entrada en el blog.  

A todos les va bien excusarse  en esas tres famílias que han pedido escolarización en castellano para sus hijos acogiéndose a la constitución. Ya me gustaría ver el poder, no de tres sino de tres mill famílias, en cualquier otro asunto. Pero claro si el tema es el catalán..., ah, eso son palabras mayores y hay que ir a por él como sea. Y ahora ya tenemos excusa.

Que venga a Catalunya quien quiera y que juzque la persecución del castellano con sus propios oidos. Que se dirija en castellano donde quiera y que vea si se le entiende o no y en como se le contesta. Dios le libre, no obstante, de caer en un barrio de Badalona en el que sólo se lee, se oye y se habla chino. Pero como es chino, eso da igual. El tema es el catalán.

Me gustaría saber qué es lo que les pasa a quienes no quieren que la escuela de Catalunya sea en catalán. ¿Cúal es el problema? Nuestros niños salen de la escuela sabiendo otro idioma y esto no va en detrimento de nada porque también salen sabiendo castellano y ni mejor ni peor que los niños del resto de España. ¿Tienen envidia de que sepamos más? ¿O de que ellos sepan menos? Y esas tres familias obtusas, que deberían estar contentas de ampliar conocimientos, no de caparlos de entrada, que futuro de mente cerrada preparan para sus hijos?

Dios nos libre de tanta ignorancia porque como todos sabemos la ignorancia es muy atrevida y quién sabe donde nos puede conducir.