Hace días que me pregunto por qué está tan mal visto el hecho de comerse los mocos.
Llegué un día a esta reflexión después de haber llamado la atención a unos cuantos niños de la clase. El hecho de reñirles es algo que sale automático. Pero dado el número de veces que coincidió aquel día, me puse a pensar en ello. Y de repente me dio por pensar en cual era el atractivo que le encontraban los niños (y no tan solo los niños) al hecho de hurgarse en la nariz. La mayoría lo hacen como algo natural, del mismo modo que después meten en la boca la presa capturada. Desde nuestra posición, políticamente correcta, les reñimos, les decimos que eso no se hace y ponemos cara de asco frente a ese hecho. Pero ¿hay realmente algún fundamento para ello? ¿O es por pura costumbre el que esté mal visto?
Buscando información al respecto he encontrado que un neumólogo austriaco Friedrich Bischinger, después de diversos estudios, ha podido comprobar que los niños que se meten el dedo en la nariz consiguen mantener las fosas nasales más limpias ya que llegan a partes donde no se llega con el pañuelo y además dice: “La gente que se mete el dedo en la nariz y después se come los mocos, consigue reforzar su sistema inmunológico de una forma natural y gratuita. Y es que al comerse los mocos se expone al sistema digestivo a las bacterias acumuladas en la mucosidad, ayudando así a reforzar el sistema inmunológico de cada individuo. Los niños suelen practicarlo de forma instintiva, pero la presión social hace que cuando son mayores dejen de hacerlo.”
Encontré además que un grupo de investigadores británicos y estadounidenses ya habían señalado que el acto de meterse un dedo en la nariz es una actividad estimuladora de una parte del cerebro.
Vamos, que a partir de ahora tendré un serio dilema cada vez que vea a un niño concentrado en la prospección nasal y no sabré si es mejor increparle o animarle a que siga, no sabré si clasificarlo de listo o de guarro.
Con los adultos que ejercitan este deporte, especialmente mientras están parados en los semáforos, no me meteré, pero debo añadir que por último en una muestra tomada en un estudio realizado por Jeferson y Thompson afirma sobre los practicantes de este gesto:”parece que somos legión”.